lunes, 25 de julio de 2011

Invitados a bordo


Antes de conocer a Enrique no era dada a cocinar a bordo. Era muy rara la vez que preparaba algo, exceptuando el café, que eso es sagrado, pero como siempre me han gustao los sopinstant de toda la vida (sobretodo la crema de champis), pues con eso o un bocata solía tirar. Además, supongo que a más de uno le habrá pasao con su primer barco que estando a bordo hay tanto que hacer o que disfrutar que eso del comer muchas veces se olvida ¿o no?

Cierto es que mi barco no tenía por aquel entonces nevera eléctrica, sino una neverita playera de hielo de las de toda la vida, eso sí, era rosa monísima de la muerte. Esta carencia de electrodomésticos hacía impensable el tener a bordo ciertos tipos de alimentos frescos si no se iban a consumir en el momento, como la carne. La nevera de hielo, sobre todo en verano estaba a tope de cervezas, algún que otro refresco y como no, un buen termo de gazpacho o salmorejo que me llevaba de casa.

Al principio de adquirir el Cachalote no dormía a bordo. Pero poco a poco le fui cogiendo el gustillo, aunque por mis horarios laborales solo iba sábados y domingos. Entonces podía permitirme el lujo de llevarme algún tupper de lo que hubiera guisado mi madre. Si salíamos varios barcos a fondear, ahí estaba yo, con comida pa un regimiento, eso sí, a temperatura ambiente. Recuerdo el día que mi Cachalote se unió al Sureño y al Jubilao y aunque mi barco era el más chico fue el orgulloso anfitrión y recibió a bordo a toda la panda. Comimos apretaos, pero nadie quedó con hambre, y yo tan contenta.

Dejo algunas fotos del día por orden: mi Cachalote, el Jubilao , el Sureño y sus tripulaciones:


Sucedía también que no era raro el día que algún vecino o conocido se dejaba caer “con la fresca” y obligado era como buena anfitriona, agasajar a esas personas siempre bienvenidas, Procuraba por ello tener siempre algunas latas de aceitunas, mejillones en escabeche, o algo tipo tripa de fuet que se conserva bien sin frío; en fin, cosas por el estilo, Y es que más de una vez y de dos y tres, alguna que otra de esas visitas casuales se han convertido enveladas la mar de agradables con amigos y compañeros de la mar. Cuando esas veladas se alargaban y las latas vacías se acumulaban empezaba a ponerme de los nervios, eso de beber a palo seco como que no, pero ¡qué palo no tener nada decente pa ofrecerles de cenar! Había que buscar solución, y para ello allí cerquita de mi pantalán estaba la antigua Cantina, regentada por Manolo y su mujer. Te preparaban en un plis plas raciones para llevar de lo que quisieras, a precios de risa y de buena calidad (la ensalada de caracola que preparaban era soberbia). Lástima que cerraran, ahora se ha convertido en un cutre amago de sidrería con todos los productos caducados, incluída la sidra.

Aquí un par de fotos de una de esas tardes- noches en que tres grandes navegantes me visitaron: Felipe, Agus e Indalecio. De unas visitas de un ratito al final se nos hizo de noche con la charla, pero ¡¡qué a gusto se estaba hablando de barcos!



Lo que está claro es que esté la despensa más o menos llena, la reunión entre amigos sobretodo cuando es a bordo de cualquier barco es algo único. Quedan fueras conversaciones que solo crean malos rollos, como políticas y religiones, y se disfruta compartiendo lo verdaderamente importante: las cosas buenas por la vida y sobretodo por nuestro nexo común: la navegación y los placeres (y también sustos) que un barco da. Y eso… eso no lo mejora ni el mejor restaurante del mundo. Los amigos con pan y cerveza son de lo mejorcito, palabra de pirata ;-)



2 comentarios:

  1. Que buenos raticos en el cachalote, espero fiesta de inaguracion el la nueva mansion.
    Abrazos campeones
    Indalecio

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  2. Pues sí, moreno. Muy buenos ratos, y mucho que te debemos, que eres mu grande. Espero que no solo se te vea en la inauguración. De momento tenemos que esperar a recuperarnos economicamente para traernos al nuevo (que ya está comprao). Y es que hemos asumido gastos de terceros y... bueno veremos como acaba todo esto

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